Un Brote

Piedad, esperanza, ilusiones.

Semillas que encapsulaban imposibles cayeron sobre el fértil mundo dado en la mente de una soñadora.

Brotaron. Raíces echaron. Ramas se extendieron en su cuerpo y en su mente, veloces, como solo las plagas se saben propagar. Dolía, a medida que crecían, pero su mente se encontraba extasiada, envenenada con la esporas que brotaban de los esporádicos frutos del quizás.

Los pulmones sustentan, roban su hálito de vida. Se van volviendo árbol, consumiendo poco a poco la verdadera esencia del quien es.

Las ramas crecieron, cada vez más sólidas. Ahora no solo duelen, pesan.

El veneno de las esporas ha impregnado a tal punto que ni siquiera respirar es una posibilidad. Ya no hay placer ni gracia en el efecto.

Queda una chispa, pequeñita latiendo, aún libre de contaminarse.

Solía llamarse intuición, ahora es apenas una voz muda intentando hacerse oír. Gritar, encender el fuego…

Poder liberarse.

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *