Similitud biológica entre el lenguaje humano y el de los pájaros

Desde hace tiempo ya que se ha considerado una relación entre ciertas especies animales y el ser humano. Se suele suponer, el parentesco puede darse en especies con patrones evolutivos semejantes cómo el mono, la rata o el cerdo.

Ya en estudios previos, se tenía conocimiento de que la mayoría de las especies cuentan con medios de comunicación que permiten la transmisión de datos vitales e incluso, en algunos casos, una forma de diálogo. Desde las abejas hasta los delfines, estas son cuestiones que han sido comprobadas en sinfín de maneras, al punto de considerarse irrefutable.

Hasta hace un tiempo, se hacía idea de que los cantos de los pájaros representaban mensajes muy específicos a base de sonidos que generaban vibraciones que podrían significar hambre, peligro, apareamiento o necesidades dentro del mismo rango.

Considerando la capacidad de aprendizaje de nuevos sonidos, muchos científicos biólogos especializados en la ornitología siguieron estudiando estas especies hasta deducir un algo bastante intrigante. Y es que, pájaros cantores y humanos comparten características biológicas comunes que influyen en que unos (los pájaros) adquieran el canto y los otros (los humanos) la palabra y el lenguaje.

Profundizando al respecto, damos con el dato de que ambos disponen de universales lingüísticos y de una gramática universal, así como de mecanismos cerebrales innatos, que facilitan el aprendizaje de una lengua o un canto.

Según científicos de la Universidad McGill, existen características biológicas comunes entre los pájaros cantores y los humanos, influyendo tanto en la forma que se producen los sonidos cómo también en la forma que los perciben e interpretan.

Podemos darnos cuenta entonces, de que las antiguas sospechas de que la música es parte de un proceso biológico y una cualidad característica de la naturaleza no excluyente de la especie, al igual que el lenguaje humano siendo común en muchas especies.

Los lingüistas han descubierto desde hace tiempo que los diferentes lenguajes del mundo presentan muchas características comunes, llamadas “universales lingüísticos”. Un universal lingüístico es un patrón que aparece sistemáticamente en las lenguas naturales y potencialmente se estima que es una propiedad válida de cualquier lengua humana.

Estas características comunes comprenden la estructura sintáctica y los motivos acústicos más sutiles de la palabra, tales como la organización temporal (timing), la altura del tono o la acentuación de los enunciados.

Algunos teóricos como Noam Chomsky han planteado que estos universales lingüísticos confirman la existencia de una “gramática universal” que se basa en los mecanismos cerebrales innatos que facilitan el aprendizaje de una lengua e influyen en estos procesos.

En la revista Current Biology, nos encontramos con los resultados de una investigación un tanto particular. Tomando de ejemplo a un pájaro usualmente utilizado para el estudio del canto de las aves, conocido como diamante mandarín o pinzón cebra, se puede confirmar que aprende intrínsecamente a producir ciertos motivos sonoros, descartando otros.

La parte más curiosa del asunto es que estos motivos sonoros seleccionados por el pájaro son parecidos a los que frecuentemente aparecen en el lenguaje humano y la música. De hecho, en otros estudios de esta misma especie, se ha podido determinar la existencia de universales lingüísticos en el conjunto de las poblaciones de estos pájaros, sin excepción.

Esto, sin lugar a dudas, representa la importancia de los mecanismos cerebrales innatos, especialmente por el papel que podrían desempeñar en la propagación cultural de estos universales lingüísticos. Más aún, teniendo grande similitudes entre dicho pájaro y los universales lingüísticos humanos.

En esta investigación, se logró medir la predisposición biológica al aprendizaje vocal en los pájaros cantores. Seleccionaron 5 elementos acústicos en distintas melodías en todas las secuencias posibles, para luego hacer que los pájaros les escucharan. De tal manera, los pájaros tenían la libertad de elegir de este repertorio de pájaros silvestres y otros sonidos en el inicio y transcurso de la secuencia la que fuese más de su agrado.

Para sorpresa nuestra, incluso los pájaros de laboratorio dieron preferencia a los sonidos de su misma especie, optando por aprender estos por sobre todos los otros sonidos.

Estas observaciones revelan que el aprendizaje estadístico por sí mismo no explica las preferencias de los pájaros por las secuencias escogidas, lo que permite deducir que una especie de gramática universal y la organización perceptiva, son las que explican realmente porque los pájaros prefieren ciertos motivos sonoros.

En la siguiente etapa, este equipo se propone determinar cómo los mecanismos cerebrales implicados en el tratamiento de los sonidos, así como algunos aspectos del aprendizaje y del control motor, soportan estos sesgos del aprendizaje.

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