Parece una vida hermosa, soñada, perfecta.
Rostros felices, platos llenos, espacioso hogar.
¿Por qué no?, seguro que lo es.
Lealtad altruista, bondad inagotable. Altos estandares, logros incomparables.
Un ser vivo intachable, irreprochable, insuperable. Diamante en su cabal, loto en grata devoción.
Pero por dentro, el corazón se desmorona. Hasta el compás de sus latidos parece carente de autenticidad, cuando en realidad las formas genuinas se ahogan en gritos bajo los cimientos de la compostura.
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